MYSTIC KNIGHTS
Emmanuel Castro es sin duda el más bético-americano que existe en los Estados Unidos. Este beticismo proviene de la familia de su madre, que es de Sevilla y le profesa un profundo amor al Real Betis. Castro creció en San Diego, en una casa con decoración de azulejos sevillanos y recuerdos del equipo verdiblanco.
Cuando era pequeño, mientras sus amigos apoyaban al equipo local de béisbol o fútbol americano, él apoyaba a la escuadra de las treces barras, de la que ningún estadounidense había oído hablar nunca a más de 9.500 kilómetros de distancia. Literalmente, Castro llevaba a su gran amor todos los días a clase con su enorme colección de camisetas del Betis.
Su amor por el equipo se profundizó cuando a los 13 años asistió a su primer partido del Betis. Entonces, el equipo estaba en Segunda. A partir de ese momento, se puso en marcha; el Betis se convirtió en su pasión, gran parte de su identidad y una forma de mantener el vínculo con su numerosa y unida familia en Sevilla.
Antes de que La Liga fuera transmitida por la televisión estadounidense, Castro esperaba para leer los periódicos de los lunes y mantenerse informado de los resultados del partido del fin de semana. Cuando los partidos finalmente llegaron a la televisión estadounidense, cambiaron la vida de este bético adolescente. De repente, y sin que nadie le obligara, se comprometió consigo mismo a despertarse a las 5 de la mañana, hora de California, para ver jugar al Betis jugar, ganase o perdiera.
El día de la final de Copa en el Calderón, se marchó del colegio y pudo presenciar al Betis ganando el trofeo. Solo en casa, gritando a todo pulmón con lágrimas de alegría. Tras esto, juró lealtad permanente al equipo tatuándose su nombre en el brazo derecho: REAL BETIS.
A partir de entonces, todas sus visitas a familiares en Sevilla giraron en torno a la agenda del Betis. Esto incluye su visita a su bisabuela en 2007, cuando el Betis celebró su Centenario.
En 2018, Castro se dio cuenta de que necesitaba reunirse con más Béticos en Los Ángeles, California, y cofundó la Peña Bética Huliowood, en honor a Joaquín Sánchez.
Como músico profesional, Castro decidió escribir un himno para mostrar su amor por el club. Él describe el proceso como la ocurrencia más natural. La letra simplemente fluía de él mientras miraba resúmenes del Betis, con lágrimas en los ojos, sentado en el sofá con su guitarra.
El Betis para Castro, no se trata solo del fútbol. Se trata de la conexión con su familia, la afición, la ciudad, la cultura, el orgullo y el ’manquepierda’.